Ay, ¡el Mundo Sencillo!
Que puedo deciros que ya no haya repetido mil veces.
Los que me seguís desde hace tiempo sabéis que es uno de mis libros de cabecera.
Uno de esos libros "respuesta" qué el Universo te envía para decirte que está ahí, y que siempre escucha tus oraciones cuando son sinceras.
El Mundo Sencillo, si todavía no lo conoces, está escrito por Julia Rogers Hamrick.
Su postulado es que existe una realidad donde todo es fácil, donde todo es sencillo.
Esa es la realidad del Espíritu a la que se accede a través del Instante Santo.
En el libro Julia usa una invocación, que a modo de "Abracadabra", abre las puertas al tesoro que se esconde detrás.
Esa invocación es:
Elijo porque es una decisión.
Vivir porque estoy eligiendo en que vecindario elijo vivir.
En el Mundo Sencillo porque es ahí donde elijo que mi mente descanse.
Donde todo es fácil porque esa es la realidad del Espíritu. Lo sencillo.
Si bien estas palabras son una invitación a recordar que como dice el Curso:
Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.
Lo importante es lo que viene después.
Porque los pasos que siguen a esa decisión son los que nos permiten soltar al DMC (Dictador del Mundo Complicado), alias el ego, y abrirnos a una nueva realidad y experiencia.
He hablado de estos pasos ya en otra entrada de este blog pero la repetición es necesaria porque el ego es nuestra decisión de olvidar.
Se trata de 4 pasos:
Respiro.
Relajo.
Permito.
Dejo que el milagro suceda.
Doy un paso atrás y me convierto en un seguidor.
Es así como el Espíritu puede tomar el control y conducirme al Mundo Sencillo.
Si no suelto el control, es imposible por más que repita las palabras una y mil veces.
Hacerme a un lado es fundamental.
El Instante Santo es el momento en el que decido hacerme a un lado, no interferir.
Entonces la luz puede avanzar porque nosotros la reteniamos.
El amor vuelve a fluir porque hemos dejado de entorpecer su flujo.
La alegría vuelve a brillar porque ya no estamos negando nuestra luz.
Me encanta el Mundo Sencillo.
Lo adoro.
Adoro su fluidez, ligereza. Sencillez.
Cuando me siento ahí todo se desarrolla sin mi participación.
Fácilmente. Sin esfuerzo.
Soy un Observador.
Un Testigo feliz, porque en el Mundo Sencillo es donde reside mi felicidad.
El Mundo Sencillo es lo que el Curso denomina la mente recta, mientras que el Mundo Complicado es la mente errónea.
Es curioso. Hoy no tenía pensado escribir acerca del Mundo Sencillo.
¡Pero El Mundo Sencillo tenía otros planes!
Y que maravilla recordarlo.
Abrazarlo.
Y dejarme mecer por su suavidad.
Pues eso:
Elijo vivir en el Mundo Sencillo donde todo es fácil.
Respiro. Relajo. Permito. Dejo que el milagro suceda.
Ya estoy ahí.
Feliz día.
Iciar
Cuando apelo al Mundo Sencillo, donde cada vez paso más instantes de mi vida, recuerdo otra frase que tengo apuntada en mi cuaderno especial, mi diario y cuaderno de "bitácora", también de El Curso: "Hay una forma de estar en el mundo que no es de este mundo."
Pues eso...