¡Buen Camino!

Oviedo, ciudad dónde naci, es la salida del Camino primitivo, una ruta de peregrinación que llega hasta Santiago de Compostelana.

Imagen: Catedral de Oviedo

Imagen: El Salvador patrón de Oviedo, e imagen venerada por los peregrinos. Catedral de Oviedo.

Digo esto porque justo antes de sentarme a escribir había una peregrina, con su concha, esperando por su café delante de mí.

Entonces me acordé de este pensamiento:

¡Buen Camino!

Si no has hecho el Camino de Santiago puede que no sepas de qué te hablo.

¡Buen Camino! es lo que se dicen los peregrinos unos a otros cuando se cruzan en alguna de las etapas de esta ruta ancestral.

Paulo Coelho, por ejemplo, fue peregrino antes de empezar a dedicarse en serio a la literatura.

Son muchos los peregrinos que han recorrido sus senderos como una promesa, con un sentido religioso, o simplemente como ejercicio.

Cuando hace unos años hice parte de él, una de las cosas que más disfrutaba era esa camaradería tan característica de esta ruta.

¡Buen Camino!

Me encantaba decirlo. Escucharlo.

Gente de todo el mundo, gente que no volverías a ver en tu vida. Gente con la que te cruzabas una única vez, o que te ibas encontrando al final de cada etapa.

El Curso dice que cada encuentro es un encuentro santo.

Es una oportunidad para recordar quien eres, para recordar quien es tu hermano.

Para recordar la dicha.

Para permitir que esta se extienda a través de ti.

También dice que "dar y recibir son lo mismo. Que todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy".

Si doy amor, recibo amor.

Si doy ataque, recibo ataque.

¿Qué es lo que quieres recibir?

Entonces empieza por darlo tú.

Hoy al recordar este pensamiento reflexionaba acerca de la felicidad que sentía al decir:

¡Buen Camino!

Esas simples palabras creaban una conexión.

Recuerdo que cuando volví hablaba con una amiga de cómo las cosas serían distintas si mantuviésemos esa práctica en nuestro día a día.

En cada encuentro, ya se trate de alguien con quien nos cruzamos "fortuitamete" por la calle, en el ascensor, en la tienda, la cafetería; o un encuentro con alguien conocido, algún compañero de trabajo, tu familia, tus vecinos.

Acordarnos de que "cada instante es santo" si ese es el propósito que le damos.

Que "todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy".

Dicen, no se si será verdad, que Richard Gere dice: Te deseo felicidad, cuando se encuentra con alguien.

Hoy mi invitación es a tener presente este deseo, y a darlo a todo aquel con el que te cruces hoy, o todo aquel en quien pienses.

¡Buen Camino!

Puedes también tomar un momento de quietud y permitir que por tu mente vayan desfilando nombres, personas, e internamente ir diciendo a cada uno de ellos:

Te deseo felicidad.

¡Buen Camino!

Luego espera el eco.

Porque todo lo que das, es a ti mismo a quien se lo das.

Feliz día.

Iciar