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En esto radica la paz de Dios

  • Foto del escritor: Iciar Piera
    Iciar Piera
  • hace 1 día
  • 2 Min. de lectura

Nada real puede ser amenazado.

Nada irreal existe.

En esto radica la paz de Dios.


Estas palabras son el corazón del Curso. Tres frases que lo contienen todo.


Tres frases que disuelven el miedo si las dejas entrar, no como una idea… sino como una experiencia.


Lo real —el Amor, la inocencia, la unidad, la luz que eres— no puede ser amenazado.


Nada ni nadie puede tocarlo.


No importa lo que el cuerpo sienta, lo que el mundo diga o lo que parezca ocurrir.


El Amor que te creó permanece intacto.


Lo irreal —todo lo que cambia, todo lo que nace y muere, todo lo que parece herirte o alejarte del Amor— no existe realmente. Es una imagen fugaz, un sueño.


El ego lo toma muy en serio, pero el Espíritu Santo sonríe dulcemente: porque sabe que no tiene consecuencias reales.


Y ahí, justo ahí, es donde nace la paz.


No porque todo te vaya bien, ni porque el mundo cambie, sino porque empiezas a ver desde otro lugar.


Desde la certeza de que la Verdad no necesita defensa.


Esta lección no se comprende con la mente que razona; se reconoce con el corazón que suelta.


Cada vez que te sientas amenazada, confusa o dolida, recuerda:


Esto no puede tocar lo que soy.


Y siente cómo algo en ti se relaja.


La mente baja la guardia. La Luz entra.


El Curso no nos pide negar el dolor, sino no darle realidad.


Nos invita a mirar todo lo que ocurre con Jesús, sabiendo que el Amor sigue siendo lo único real.


Así que hoy, cuando algo parezca alterarte, repite en silencio:


Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.

Y deja que esa frase te lleve al centro tranquilo, ese lugar de descanso donde el mundo se disuelve y solo queda la quietud de Dios. 🌿


Feliz día.

Iciar

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