Hay otra manera de ver el mundo

Este pensamiento es una rendija de luz. Una grieta en la muralla del miedo.

Cada vez que lo recuerdas, estás eligiendo la posibilidad de la paz.

“Hay otra manera de ver el mundo” no es una frase bonita: es una declaración de libertad. Significa que no estás atrapado en tus percepciones, que no eres prisionero de tus pensamientos ni de las historias que tu mente fabrica una y otra vez.

Significa que puedes soltar la interpretación del ego y abrirte a la mirada del Amor.

Ver el mundo de otra manera es dejar de mirar a través del miedo.

Es mirar más allá del cuerpo y del comportamiento, y recordar que detrás de cada gesto hay un corazón que anhela volver a casa.

Es elegir ver inocencia donde antes veías ataque, unión donde antes veías separación, quietud donde antes sentías amenaza.

Y aquí es donde entra la indefensión.

Porque para ver el mundo de otra manera, tienes que bajar las armas.

No se puede ver la verdad desde la tensión ni desde la necesidad de tener razón.

La indefensión abre la puerta a la visión.

Cuando no te defiendes, no te separas.

Y en esa entrega suave, el mundo deja de ser un campo de batalla y se convierte en un aula de perdón.

“Hay otra manera de ver esto” es el susurro que detiene el juicio.

Es la pausa que permite que el milagro entre.

Es la elección de la paz sobre el drama.

Cada vez que lo recuerdas, estás dando permiso al Espíritu Santo para reinterpretar la escena contigo.

Y Él siempre elige el Amor.

🌟 Hoy, en lugar de ver con los ojos del miedo, elijo ver con los ojos del Amor.

Porque sí, siempre hay otra manera de ver el mundo.

Feliz día.

Iciar