Hoy compartí en Instagram una carta del oráculo de Rebecca Campbel que habla del camino del misticismo.
Esto quiere decir ver lo sagrado en todo.
Y me acordé de las lecciones 29 y 30 del Curso que hablan de la visión.
Dios está en todo lo que veo.
Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente.
La visión es ver lo sagrado en todo.
Porque como dice la lección 29:
Puedes ver propósito en todo.
Recuerdo que Jeff Foster, maestro de no dualidad, cuenta en su libro "La más profunda aceptación" que tuvo una experiencia de despertar con la silla de su habitación.
De repente, vio la silla.
Y Sergi Torres recuerdo que en uno de sus talleres comentó la historia de un amigo que estaba paseando, y ante un árbol tuvo una experiencia de unidad.
El propósito del Curso de Milagros es la visión, ver el mundo a través de tu propia santidad.
Esto es sin juicio, desde la mente recta.
La visión no tiene nada que ver con formas, no son los ojos del cuerpo los que ven.
Su fuente es la mente.
Seguirás viendo formas, pero el contenido será diferente.
Lo que el mundo te refleja depende de tu decisión de ver a través de los ojos del ego, eso es el juicio, la proyección; o ver a través de los ojos de tu maestro interno, sin culpa, sin juicio, sin miedo, eso es la visión.
En un caso al elegir identificarnos con la separación, lo que vemos es un propósito fragmentado donde cada cosa "parece" tener un propósito diferente.
Eso es la proyección, el propósito del ego de seguir validando las diferencias.
En el otro caso al elegir ser quienes somos, lo que vemos es un propósito unificado donde todos los símbolos del mundo sirven al mismo propósito.
Eso es la extensión, el propósitos de Jesús de pasar por alto las diferencias.
Dios está en todo lo que veo, porque Dios está en mi mente.
Dios es la mente con la que pienso.
Y si Dios es amor, la visión es, como dice la lección 29 "mirar todas las cosas con amor, aprecio, y una mentalidad abierta".
Podemos ver propósito en todo porque podemos ver amor en todo.
Ese es el entrenamiento del Curso.
El propósito al que hemos consagrado nuestra vida.
Recordar a Dios.
Despertar al Amor.
Y todos los símbolos del mundo pueden servir a ese santo propósito.
Feliz día.
Iciar
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