En noviembre del año pasado ingresaron a mi padre por una neumonía post-covid.
Estuvo ingresado 17 días en el hospital (ya está perfectamente).
La lección de hoy: Descanso en Dios, fue una de las que más me ayudaron a pasar esta experiencia con tranquilidad, sin dejar que el miedo me atrapase.
Cuando notaba algún pensamiento de intranquilidad, cuando surgía alguna imagen de miedo, de enfermedad, automáticamente pensaba en esta lección y recordaba:
Descanso en Dios. Las apariencias no me pueden perturbar. Mío es el descanso de la verdad.
Cuando hablaba con algún familiar, y experimentaba miedo, ansiedad o intranquilidad tanto por su parte como por la mía, recordaba como dice esta lección que "desde tu descanso exhortas a tus hermanos a que encuentren el suyo y descansen junto a ti".
Así que recordaba la lección:
Descanso en Dios.
Recordaba que mi padre descansaba en Dios. Que todos descansamos en Dios, no importa lo que parezca estar sucediendo.
Esa es la verdad.
Esta lección no necesita mucha explicación, es preciosa.
Es como una meditación.
No soy mucho de memorizar partes del Curso, pero esta lección la he leído y escuchado tantas veces que hay párrafos que tengo grabados.
Así que hoy es un día para recordar que Descansas en Dios en perfecta quietud.
En la Mente de Dios no hay conflicto, no hay miedo, preocupaciones o necesidades.
Tampoco hay dolor, o ansiedad de ningún tipo.
No hay tensión, o esfuerzo.
Sólo cuando te olvidas que "Descansas en Dios" puedes experimentar todo esto.
Sólo cuando recuerdas que "Descansas en Dios" puedes escapar de ello.
Como dice esta lección:
No hay sufrimiento que este pensamiento no pueda sanar. No hay problema que no pueda resolver. Y no hay apariencia que no se convierta en la verdad antes los ojos de vosotros que descansáis en Dios.
Hace un tiempo al poner en práctica esta lección fui guiada a la experiencia de que todo es perceptual.
Cada vez que en mi mente decía, Descanso en Dios, y permitía que ese pensamiento descansase en mi mente, al mirar a la plaza donde estaba sentada la luz parecía que aumentaba.
Volvía a repetir el pensamiento del día y volvía a tener la sensación de que era como si el volumen de la luz aumentase.
Lo repetí de nuevo lentamente y una vez más la sensación era como de más brillo, más claridad.
Lo estuve haciendo unas cuantas veces, y cada vez que repetía en mi mente el pensamiento de hoy, Descanso en Dios, y permitía que mi mente descansase en ese pensamiento, el mundo reflejaba esa luz.
Todo es perceptual.
Eso quiere decir que nunca reaccionamos a lo que parece suceder, al escenario enfrente de nosotros, sino a nuestra interpretación de ese suceso.
Esa interpretación puede ser guiada por el miedo, o por el amor.
El mundo que vemos es neutro.
Nosotros lo coloreamos a través de nuestros pensamientos.
No hay un mundo triste, o un mundo alegre, o un mundo enfermo, ni un mundo cruel, sólo hay pensamientos tristes, o alegres, enfermos, crueles que se proyectan sobre la pantalla del mundo.
No es el mundo el que es temeroso, es nuestra mente la que es temerosa. No es el mundo el que es amoroso, es nuestra mente la que es amorosa.
Hoy al ponerla en práctica esta lección cerrando los ojos al abrirlos he tenido esta misma experiencia de luz.
Porque este pensamiento es luz en la mente.
Es curación. Es descanso. Es dicha. Es paz.
Cada vez que me tomo un descanso para poner en práctica la lección de hoy estoy recordando la luz en mi mente.
Estoy recordando que hay luz en mi mente.
Puedo llevar cualquier rastro de miedo a esa luz en mi mente.
Descansar en Dios.
Hoy es un día para la paz, dice la lección, así que si algo parece amenazar esa paz recuerda que esa situación está ahí como una oportunidad para recordar que descasas en Dios.
Ese es su propósito.
Ese es el propósito de todas las ilusiones, recordar la verdad.
Y la verdad es que descansas en Dios.
Feliz día.
Iciar