Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños
- Iciar Piera
- hace 1 día
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Desear la paz de Dios no es un deseo más entre muchos.
Es el final de todos los demás deseos.
Mientras la mente siga buscando su descanso en los sueños —en el reconocimiento, en la comprensión, en que las cosas sean distintas—, seguirá habitando la inestabilidad. Porque los sueños cambian, se disuelven, se desmoronan.
Pero cuando verdaderamente deseas la paz de Dios, de todo corazón, hay un punto en que algo se rinde dentro de ti.
No porque hayas perdido, sino porque has visto la inutilidad de seguir soñando.
Ya no quieres tener razón, ni que el mundo sea distinto. Solo quieres recordar lo que nunca cambió.
Renunciar a los sueños no significa renunciar a la vida, sino dejar de confundir los reflejos con la luz.
Y entonces llega la Paz.
No como una emoción pasajera, sino como una Presencia silenciosa, constante, que sostiene todo lo que eres.
Cuando deseas la paz de Dios sinceramente, el mundo de las formas puede seguir su danza —pero tú ya no te pierdes en ella.
Has despertado.
Y en ese despertar, descubres que no has perdido nada.
Solo los sueños.
Solo la ilusión del miedo. 🌿
Feliz día.
Iciar
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