Estoy decidido a ver
- Iciar Piera

- 7 oct
- 2 Min. de lectura
Esta lección marca un punto de inflexión.
No dice: “quiero” ver las cosas de otra manera, ni “ojalá pudiera”.
Dice: estoy decidido.
Es una declaración de poder interior, un compromiso con la verdad.
Cada vez que pronunciamos esta frase, algo dentro de nosotros se recoloca.
La mente, que antes estaba perdida en juicios, defensa o miedo, se abre a la posibilidad de otro modo de ver.
Un modo que no inventamos nosotros, sino que permitimos que nos sea mostrado.
Jesús no nos pide que forcemos un cambio, sino que renunciemos a tener razón.
Porque mientras sigamos defendiendo nuestro punto de vista, la otra manera de ver no puede aparecer.
La decisión no consiste en “hacer” nada, sino en soltar la interpretación que el ego ha construido.
Y ahí es donde entra la indefensión.
Estar decidido a ver las cosas de otra manera es lo mismo que decir:
“Renuncio a mi forma de ver. No necesito defender mi percepción. Estoy dispuesto a que se me muestre la verdad.”
Cuando soltamos la defensa —la necesidad de entender, justificar o culpar—, el milagro tiene espacio para actuar.
La indefensión abre la puerta a la visión.
Porque la verdad no puede imponerse; solo puede ser recibida.
A veces este pensamiento llega en mitad del conflicto: alguien nos hiere, algo nos decepciona, una situación se tuerce.
Y justo ahí, cuando la mente se tensa y se prepara para atacar o resistir, podemos recordar:
✨ Estoy decidido a ver esto de otra manera.
No tengo que entender cómo.
Solo necesito la disposición.
La decisión es mía, el milagro es de Dios.
Y cuando esa decisión es sincera, aunque sea por un segundo, la paz se cuela por una rendija y nos devuelve a casa.
Feliz día.
Iciar





Comentarios