Hay un milagro en esto
- Iciar Piera

- 2 oct
- 2 Min. de lectura
El Curso nos recuerda una y otra vez que nunca vemos las cosas como son, sino como hemos decidido verlas.
Y eso significa que cada experiencia —por más pequeña o desafiante que parezca— puede convertirse en una puerta al milagro.
Cuando pienso: “Hay un milagro en esto”, estoy recordando que no necesito entender la situación para que me ofrezca algo santo.
No tengo que analizarla ni justificarla, porque el milagro no nace del análisis, sino de la disposición a ver de otra manera.
El ego me grita:
“Esto es injusto.”
“Esto no debería estar pasando.”
“Necesitas defenderte, controlarlo o arreglarlo.”
Y es justo ahí donde puedo detenerme, respirar y susurrar:
✨ “Visto correctamente, esto me ofrece un milagro.”
Ese pequeño giro interior es la rendición de la defensa. Es reconocer que yo no sé lo que nada significa, pero hay una Voz en mí que sí sabe.
Cuando dejo de imponer mi interpretación, cuando suelto la necesidad de tener razón, la situación se ilumina.
A veces el milagro se manifiesta como paz en medio del ruido.
A veces como ternura hacia alguien a quien veía como enemigo.
A veces como una sonrisa que brota sin motivo.
El milagro no cambia necesariamente la forma de lo que ocurre, pero sí cambia mi percepción. Y en ese instante, lo que parecía ser un ataque, una pérdida o un error, se convierte en una oportunidad para recordar el Amor.
La indefensión es la clave aquí: porque mientras me defienda, sigo viendo el problema. Pero cuando me rindo y dejo de defender mi interpretación, la mente se abre y el milagro puede entrar.
Así que, frente a cualquier experiencia, por difícil que parezca, puedo decirme a mí misma:
🌸 “Hay un milagro en esto. Visto correctamente, esto me ofrece un milagro.”
Y dejar que el milagro haga su trabajo.
Feliz día.
Iciar





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