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Foto del escritorIciar Piera

La felicidad radical

En el libro "La liberación del alma" su autor Michael Singer habla de la felicidad radical como práctica espiritual.


Esta práctica consiste en elegir ser feliz y no comprometer esa felicidad no importa lo que parezca suceder.


Dice el autor que la mayoría no pensamos que esto sea posible.


Elegimos ser felices y dos minutos después ya estamos reaccionando a algo del mundo.


Así que casi todos decimos, puedo ser feliz, pero no si esto sucede.


Nuestra felicidad es condicionada.


Depende de factores externos, al menos eso pensamos, y creemos.


Hoy me sentí guiada a leer la lección 70:


Mi salvación procede de mí.


Esta lección nos asegura que nada externo a nosotros (porque no hay nada externo) puede ser la fuente de nuestra felicidad o nuestra infelicidad.


Nuestra salvación es asunto nuestro.

De nadie más.


Podemos sustituir salvación por felicidad.


Mi felicidad procede de mí.

De nadie más.


Voy a repetirlo.


De nadie más.


No procede del mundo, de mis relaciones. No procede del cuerpo. No procede de sí tengo o no todo eso que creo que necesito. No procede del comportamiento de nadie.


El mundo no nos debe nada.

La vida no nos debe nada.

Nuestro jefe no nos debe nada.

Nuestra pareja no nos debe nada.


Tu familia, los políticos, (pon aquí algunas de las fuentes externas en las que en el pasado buscaste la salvación: en otra gente, en posesiones, en diversas situaciones y acontecimientos, y en conceptos de ti mismo que intentaste convertir en realidad).


La felicidad radical de la que habla Michael Singer en su libro consiste en elegir ser feliz y no cambiar de parecer.


No comprometer esa felicidad.


¿Quieres ser feliz?


Pues no hay nada que te detenga. No hay nada que te impida serlo.


Absolutamente nada.


Estás libre de toda interferencia externa. Estás a cargo de tu salvación.

¿Qué nos cuesta esto?


Esta lección nos lo explica:


Significa que nada externo a ti puede salvarte ni nada externo a ti puede brindarte paz. Significa también que nada externo a ti te puede hacer daño, perturbar tu paz o disgustarte en modo alguno. La idea de hoy te pone a cargo del universo, donde te corresponde estar por razón de lo que eres (el soñador del sueño). No es éste un papel que se pueda aceptar parcialmente. Y seguramente habrás comenzado a darte cuenta de que aceptarlo es la salvación.

¿Quieres ser feliz, nos pregunta Jesús en el Curso, o quieres tener razón?


Si quieres ser feliz puedes serlo.

Nada te lo impide.

Nada te detiene.


Pero tendrás que estar dispuesto a estar equivocado.


Ese es el aparente coste que tendrá tú felicidad: Tus creencias. Tu evaluación acerca de ti mismo.


¿Quieres ser feliz?


Pues puedes elegirla ahora y no cambiar de parecer.


Y si surge la tentación recordar esta lección.


Mi salvación procede de mí. No hay nada externo a mí que me pueda detener. En mí se encuentra la salvación del mundo, y la mía propia.

Recordar que no hay ninguna razón para no sonreír.


Ninguna razón que me impida ser feliz.


Mi salvación (felicidad) procede de mí.


Nada me puede detener.


Feliz día.

Iciar

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