La iluminación es simplemente un reconocimiento
- Iciar Piera

- hace 2 días
- 2 Min. de lectura
Durante mucho tiempo creí que la iluminación era un destino.
Un punto al que algún día llegaría si aprendía lo suficiente, si meditaba más, si me purificaba, si corregía todos mis errores.
Pero Un Curso de Milagros lo dice con una sencillez desarmante:
“La iluminación es simplemente un reconocimiento, no un cambio.”
Y algo en mí respira profundamente al leerlo.
Porque reconocer no exige esfuerzo, ni mérito, ni perfección.
Solo disponibilidad.
Solo mirar sin juicios lo que siempre estuvo ahí.
No tenemos que convertirnos en algo diferente para despertar.
No hay una versión mejor de nosotros esperándonos al final del camino.
La luz no llega de fuera ni se fabrica con disciplina.
Ya somos lo que estamos buscando.
La mente cree que tiene que transformarse para merecer la paz, pero la verdad es que solo tiene que dejar de negar la paz que ya está presente.
No hay que alcanzar a Dios, solo dejar de apartar la mirada.
La iluminación no es un evento espectacular.
Es un instante de claridad en el que recuerdas:
“Siempre he sido lo que soy. Nunca me he perdido realmente.”
Quizá ese reconocimiento no dure mucho.
Quizá la mente vuelva a confundirse, a juzgar, a tener miedo.
Y está bien.
Nada de eso cambia la verdad.
Porque el reconocimiento puede olvidarse, pero nunca se pierde lo que fue reconocido.
Y cada vez que regresas a ese lugar de calma —ese instante donde ya no intentas arreglarte—, ahí está la luz, esperándote.
La iluminación no te convierte en otro, te devuelve a ti mismo.
No te hace especial, te hace real.
Hoy no necesito cambiar.
Solo recordar.
Solo mirar con suavidad y decir:
✨ “Ya soy la luz. Solo tenía los ojos cerrados.”
Y al abrirlos, el mundo entero parece nuevo, no porque haya cambiado, sino porque, por fin, lo reconozco como lo que es: una extensión del Amor. 🌿
Feliz día.
Iciar





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