Dice la lección 188:
La iluminación es un reconocimiento, no un cambio.
Es el reconocimiento de que:
La paz de Dios refulge de mí ahora.
Esa paz no está separada de ti.
No puedes, de hecho, separarte de ella.
Ni por un solo instante.
Pero tú mente es tan poderosa que puedes "creer" que si lo estás.
Entonces empiezas a buscarla en experiencias, relaciones, objetos.
Durante todo ese tiempo la paz de Dios sigue regulgiendo sobre ti.
Sólo que tú, como dice esta lección, tienes los ojos cerrados.
Entonces parece que la luz no está ahí.
Que la paz puede aparecer y desaparecer.
Prueba a cerrar un ojo, prueba a cerrar el otro.
Ahora cierra los dos.
Está oscuro.
¿Significa eso que la luz ha desaparecido?
No.
Abre ahora los ojos.
La luz sigue ahí.
No se fue a ninguna parte.
Siempre estuvo ahí.
Si sufres es porque has cerrados los ojos.
Cuando te impacientas, te inquietas, te sientes impotente recuerda que simplemente haz cerrado los ojos a la luz.
La paz de Dios sigue refulgiendo sobre ti ahora.
Abre los ojos.
Elige el Instante Santo.
La sonrisa.
Ya estás ahí.
Nunca has estado en ningún otro lugar.
Despierta.
Feliz día.
Iciar
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