Esta frase me acompaña desde hace muchos años.
No recuerdo donde la leí, pero si recuerdo que en ese momento fue un consuelo.
Para mí significa que no importa lo que parezca estar sucediendo, estamos en todo momento a salvo.
Estamos protegidos por la Gracia.
Sostenidos por el Amor de Dios.
Hoy al levantarme no me sentía muy allá. Había dormido muy poco y mal.
Me notaba inquieta, agitada.
Esa sensación de intranquilidad interna que ya conozco.
Entonces, tal como sugiere Jesús en el Curso, me uní en oración pidiendo que mi mente fuese restaurada a la verdad.
En ese momento surgió el pensamiento:
Tu Gracia me es dada. La reclamo Ahora.
Es una de las dos lecciones del Curso que hablan de la Gracia.
En ese instante la sonrisa volvió a mi cara.
Pude recordar.
Si la Gracia siempre está presente, sólo tenemos que estar dispuestos a aceptarla.
A pedirla.
A desearla.
Darnos permiso para aquietarnos y escuchar la verdad, como dice la lección de hoy.
El ego siempre habla primero.
Es por eso que esto es Un Curso de Milagros.
Porque el Milagro es una corrección.
Para qué haya un milagro tiene que haber una falta de perdón.
El Milagro dice el Curso:
No cambia nada. Observa la devastación, y le recuerda a la mente que lo que ve no es cierto.
Observa la devastación y le recuerda a la mente que la Gracia siempre está presente.
Que no hay nada que temer.
Que la vida no te llevará donde la Gracia no te proteja.
Feliz día.
Iciar
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