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Las ideas no abandonan su fuente

  • Foto del escritor: Iciar Piera
    Iciar Piera
  • hace 8 horas
  • 2 Min. de lectura

Hay frases que parecen pequeñas, pero contienen un universo entero.


"Las ideas no abandonan su fuente” es una de ellas.

Es como una puerta discreta por la que, si te atreves a entrar, descubres que todo lo que creías saber acerca de causa y efecto estaba del revés.


Porque, según Jesús, la causa no está fuera.


Nunca lo estuvo.


Y eso cambia absolutamente todo.


Si una idea no abandona su fuente, significa que el pensamiento y el pensador siguen unidos.


Y que el mundo que veo —ese escenario tan convincente— no es más que una proyección de lo que se piensa en mi mente.


No hay “afuera” que venga a mí: hay un “adentro” que se despliega ante mis ojos.


Lo que pienso con Amor, permanece en el Amor.


Lo que pienso con miedo, se pinta de miedo.


Pero el mundo no tiene vida propia: solo refleja la fuente de donde brota.


Jesús lo explica con una ternura que a veces desarma:


“Tu mente es la causa, no efecto. Y mientras sigas creyendo que el mundo te hace algo, seguirás preso de tus propias proyecciones.”

No lo dice para culpabilizarnos, sino para liberarnos.


Porque si todo procede de la mente, la salida también está ahí.


El poder de elegir de nuevo no está en el pasado, ni en las circunstancias, ni en lo que otros hagan o dejen de hacer.


Está aquí, en ti, ahora.


“Las ideas no abandonan su fuente” también significa que tú no has abandonado a Dios.


Sigues en Él, porque fuiste una idea nacida de Su Amor.


Y si las ideas no pueden separarse de su fuente, eso quiere decir que jamás te has separado de la tuya.


Qué descanso reconocer eso, ¿verdad?


El ego grita: “Te has perdido, te has equivocado, estás lejos.”


Pero la Verdad susurra: “No puedes haberte ido. Sigues aquí, donde siempre has estado: en Mí.”


Cuando recordamos este principio, la culpa pierde sentido.


Porque nadie puede ser culpable de un sueño.


Y el miedo, que parecía tan sólido, se disuelve como niebla al sol.


Así que hoy, si algo parece doler o confundir, repítelo con calma, casi como un mantra de regreso a casa:


💫 Las ideas no abandonan su fuente.


💫 Yo no he abandonado la mía.


Y deja que esas palabras hagan su trabajo silencioso.


Porque detrás de ellas hay una promesa:

la de que nunca te has separado del Amor que te creó, y que todo lo que realmente eres… sigue intacto.


Feliz día.

Iciar

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