Dice Jesús que el único problema es la seriedad, y la única solución es la dulce y amable sonrisa del perdón que se ríe de la locura de pensar que nos hemos separado del Amor.
Cuando surge la tentación es fácil olvidar cuál es el problema, y en consecuencia mantener la solución alejada de nuestra conciencia.
Es algo que necesita recordarse una y otra vez.
Un problema, una solución.
Un único problema, estoy usando esta situación, esta relación, este trabajo, lo que parece estar privandome de mi paz, produciendo una respuesta emocional en mí, como una justificación para mí decisión de negar la sonrisa.
Estoy usando esa situación, relación, síntoma, como una forma de no permitir que mi mente sea elevada.
La seriedad es la decisión de permanecer soñando.
Es una defensa contra la verdad.
Hoy reflexionaba acerca de cuanto realmente valoro la sonrisa, la dicha, la felicidad, por encima de los deseos y preferencias del ego.
¿Deseo la sonrisa, o deseo que eso que creo que es la causa de mi malestar cambie?
¿Deseo ser feliz o deseo que mi relación con ______ sea diferente?
¿Deseo la dicha, la alegría del Espíritu, o deseo que estos síntomas desaparezcan?
¿Qué es lo que realmente deseo?
De verdad, con total honestidad.
¿Cuánto sigo valorando el mundo en lugar de mi santo Ser?
¿La liberación en lugar de seguir jugando al juego de que soy impotente?
Lo que deseo se me concede.
En otra entrada de este blog hablaba de la felicidad radical, una práctica espiritual que sugiere Michael Singer.
Dice este autor de no dualidad que esta práctica consiste en elegir la felicidad, y no comprometerla. Es decir, no permitir que nada cambie esa decisión.
Así que cuando surge la tentación me pregunto:
¿Estoy dispuesto a comprometer esta decisión a favor de la felicidad? ¿Estoy dispuesto a privarme de la sonrisa, de la alegría, la dicha por esto?
Esa es la tentación:
¿Voy a usar esa situación para seguir soñando o para despertar?
¿Cuál es su propósito?
Si es la sonrisa, el perdón, nada puede impedir que lleves a cabo ese propósito.
La forma en que yo lo práctico es cuando surge la tentación recordar lo que deseo.
Internamente me digo:
No me valdre de esto, lo que parece estar alterando mi paz, despertando mi cuerpo-dolor (un término que usa Eckhart Tolle), para negar la sonrisa.
Mi prioridad es la sonrisa.
Ese es mi deseo.
Y lo que deseo, se me concede.
Siempre.
Feliz día.
Iciar
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