Mi salvación procede de mí.
- Iciar Piera
- 12 ene
- 1 Min. de lectura
Mi salvación procede de mí, y por lo tanto mi felicidad.
Si esto es verdad, ¿porqué no soy feliz todo el tiempo?
Sí solo depende de mí, ¿porqué no es esa mí elección a cada instante?
¿Será porque prefiero tener razón a ser feliz?
¿Porque creo que el mundo es causativo, y tiene por lo tanto el poder de hacerme feliz o infeliz?
Sin embargo Jesús en el curso nos lo deja claro al recordarnos que ningún situación tiene ese poder, sólo nosotros.
Mi salvación procede de mí. No puede proceder de ninguna otra parte.
Podemos usar el mundo, las circunstancias de nuestra vida par ser felices, o para ser infelices.
Mientras sigamos negando esta realidad seguiremos pensando que somos víctimas del mundo, víctimas del comportamiento de otras personas, de nuestro propio comportamiento.
Pero eso es simplemente un defensa.
Una defensa que tiene que ser vista antes de poder hacerla a un lado, y elegir algo diferente.
Elegir la felicidad.
La salvación.
La sonrisa.
El aparente costo de aceptar la idea de hoy es el siguiente: significa que nada externo a ti puede salvarte ni nada externo a ti puede brindarte paz. Significa también que nada externo a ti te puede hacer daño, perturbar tu paz o disgustarte en modo alguno. La idea de hoy te pone a cargo del universo, donde te corresponde estar por razón de lo que eres. No es este un papel que se pueda aceptar parcialmente. Y seguramente habráa comenzado a darte cuenta de que aceptarlo es la salvación. (L70)
Feliz día.
Iciar

Comments