No necesitas correr hacia ti mismo
- Iciar Piera
- 19 abr
- 1 Min. de lectura
Llegó como un pensamiento sin ruido.
Sin fuegos artificiales ni grandes revelaciones.
Solo una frase, clara y sencilla, que aterrizó en mi mente como una pluma:
“Ya estás ahí.”
Y algo dentro de mí… se aflojó.
Porque durante mucho tiempo creí que tenía que llegar a algún sitio.
Que había un lugar especial —una versión más luminosa de mí, una vida más ordenada, una paz más completa— que me esperaba al final de un esfuerzo largo y valiente.
Pero ese día, algo cambió.
Sentí, aunque fuera por un instante, que no había nada que perseguir.
Nada que perfeccionar.
Nada que alcanzar.
Ya estaba ahí.
En medio del ruido o del silencio.
Con dudas, con amor, con todo.
Y eso era suficiente.
A veces lo olvido, claro.
El ego tiene prisa. Le gusta inventar metas.
Pero cada vez que vuelvo a esta frase, se me cae una capa de esfuerzo.
Y puedo respirar otra vez como si el pecho fuera un campo abierto.
Hoy, solo quiero recordar eso:
Que no necesito correr hacia mí misma.
Que no tengo que entenderlo todo para estar en paz.
Que el hogar no está al final de ningún camino.
El hogar es este instante.
Y ya estoy ahí.
Cuéntame, ¿hay alguna frase que a ti te haya devuelto a casa alguna vez?
Te leo si quieres compartir cómo se siente “ya estar ahí” para ti.
Feliz día.
Iciar
Comments