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Foto del escritorIciar Piera

Orar es hacerse a un lado

La oración es una escucha.


Es hacerse a un lado y permitir que el Amor te alcance.


Porque es al Amor al que acudes cuando oras.


La oración no es una suplica. La verdadera oración no pide nada, salvo aquello que ya te pertenece.


Pide que se nos recuerde que siempre estamos sostenidos por el Amor de Dios.


Que siempre estamos a salvo.

Que no hay ninguna razón para no sonreír.


Pedir por algo específico es equipararte a ti mismo con algo incompleto, carente, algo a medias.


Pero tú Ser ya es completo.

No hay nada que le falte.


La verdadera oración es reconocer que:


No necesito nada más que la verdad.


Que cuando estoy confundido o me siento disgustado por algo es porque me he olvidado de la verdad, me he olvidado de Quien Soy, y eso es lo único que necesito en ese instante.


La verdadera oración es de gratitud.


Es dar las gracias por lo que Soy.

Dar las gracias por la ayuda.


Dar las gracias por la sonrisa.

Porque siempre está disponible.


Orar es hacerse a un lado. Descansar. Elevarse por encima del campo de batalla y recordar nuestra santidad.


Que somos Santos. Impecables. Amados. Completos.


La oración es hacerse a un lado, y aceptar lo que siempre estuvo ahí.


La paz, la dicha y la felicidad que moran en mí.


La luz que sigue brillando y nunca podrá apagarse.


Orar es hacerse a un lado, abandonar mis planes, lo que creo que necesito, lo que creo que me hará feliz.


Permitir que se me enseñe donde descansa mi seguridad.


Orar es descansar en Dios.

Descansar en Su abrazo amoroso.


Confiar.


Y sonreír.


Porque la verdadera oración es la sonrisa.


Feliz día.

Iciar



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