Perdonarte a ti mismo: la verdadera meta

En Un Curso de Milagros, todo se reduce a esto: solo hay un problema y solo hay una solución. El problema parece estar “afuera”, en las personas o en las circunstancias. Pero la verdadera raíz está dentro: mi percepción equivocada acerca de mí mismo.

El perdón no trata de cambiar al mundo, ni de arreglar lo que “sucede”. Se trata de corregir mi percepción, de soltar la idea de separación, de reconocer que siempre soy Uno con Dios.

Cada conflicto, cada molestia, cada miedo que surge es simplemente un reflejo de dónde en mi mente sigo defendiendo la separación.

El mundo, con todo lo que muestra, actúa como un espejo. Señala los lugares donde todavía sostengo miedo, juicio o culpa. Y ahí es donde el perdón se hace necesario: no para cambiar al mundo, sino para recordar la verdad acerca de mí mismo.

Perdonarte a ti mismo es, entonces, liberarte de la ilusión de estar separado. Es devolver a la mente su estado natural de paz y Amor, y ver que todo lo demás —el juicio, la crítica, el miedo— no tiene poder sobre tu esencia.

Es ahí donde el Curso nos guía, paso a paso, hacia la verdadera libertad: reconociendo que la única corrección necesaria está en nuestra percepción de nosotros mismos.

Feliz día.

Iciar