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Foto del escritorIciar Piera

¿Qué parte de mí se siente molesto por eso?

Kenneth Wapnick solía hacer referencia a dos lecciones del Curso como resumen de su práctica:


Nunca estoy disgustado por la razón que creo (L5).


Podría ver paz en lugar de esto (L34).


Nunca estoy disgustado por la razón que creo. La causa de mi disgusto no está en el mundo, en la situación, comportamiento, circunstancia que ha activado ese malestar, enfado, ira, tristeza en mí.


La causa es que estoy usando esa situación, comportamiento, circunstancia con el propósito de estar molesto, enfadado, furioso, triste, etc.


Dice Michael A. Singer que cuando algo despierte una reacción en ti no te preguntes:


¿Qué debería hacer con esto?


Preguntar esto es creer que ahí fuera hay un problema que debe ser abordado.


Es buscar la solución fuera, pensar que la solución a tus problema se encuentra en arreglar las cosas fuera.


Pero como el Curso nos recuerda en la lección 5:


Nunca estoy disgustado por la razón que creo.


Nunca.


Tenemos que romper el hábito de pensar que hay un problema externo, y por lo tanto una solución igualmente externa.


El único problema es interno.


Es esa parte de nosotros que es susceptible de tener un problema con prácticamente cualquier cosa.


Así que si el problema es interno, la solución tiene que ser igualmente interna.


Es un cambio de posición en la mente.


Es preguntarse cuando surja la tentación, contracción, malestar;


¿Qué parte de mí se siente molesta por esto?


¿Es realmente la situación la que me molesta, o soy yo el que se molesta por la situación?


La causa de mi disgusto, malestar, soy yo (tomador de decisiones en la mente).


Es mi identificación con esa parte vulnerable que encuentra un problema con casi cualquier cosa.


¿No es acaso la parte de mí que se siente molesta, víctima del mundo, a merced de sus circunstancias, el cuerpo?


Sólo el cuerpo es vulnerable, y de hecho ese fue su propósito cuando lo fabricamos.


¿Puede el Espíritu molestarse? ¿Puede la luz del mundo experimentar cualquier clase de disgusto?


No lo creo.


Así que mi disgusto, malestar, por pequeño que sea, es la forma de negar que soy Espíritu. Que soy tal como Dios me creó. Que soy la luz del mundo.


Es el deseo de ser especial.


De ser "yo" en lugar de "Yo".


El único problema es un problema de identificación con el cuerpo.


Creer que soy un cuerpo vulnerable en lugar de mente invulnerable.


El personaje del sueño en lugar del soñador.


La solución por lo tanto pasa por recordar, cuando la situación lo requiera, lo que Jesús dice en el Curso:


El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. No importa cuál sea la forma del ataque, eso sigue siendo verdad. No importa quién desempeñe el papel de enemigo y quién el de agresor, eso sigue siendo verdad. No importa cuál parezca ser la causa de cualquier dolor o sufrimiento que sientas, eso sigue siendo verdad. Pues no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieras que eres tú el que lo está soñando. No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieras cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño.
Yo mismo fabriqué esto y es esto lo que quiero des-hacer”.

Nunca estoy disgustado por la razón que creo.


Podría ver/experimentar paz en lugar de esto.


Feliz día.

Iciar

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