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  • Foto del escritorIciar Piera

Rendirse es soltar el miedo

Hace un tiempo que el tema de "rendirse" está presente en mi mente.


¿Qué significa realmente? ¿Es una decisión? ¿Cómo se relaciona con el perdón?


¿Cómo hace uno para "rendirse"? ¿A qué nos rendimos?


Hoy decidí usar la fórmula que comparto en la última entrada para pedir guía acerca de este tema.


Querido Amor, ¿Qué tienes que decirme acerca de la "rendición"? ¿Qué significa "rendirse"?


Rendirse es soltar el miedo. Es dejar ir las defensas. Dejar de aferrarse a la ilusión.


Soltar la mano del ego que sólo sabe de resistencia.


Es aceptar este instante,

y luego el siguiente,

y el siguiente.


Dejar de imponer tus preferencias sobre lo que ES.


Aquietarse, y escuchar la verdad.


Rendirse ea decir que Sí a la Vida. Trabajar a favor de tu bienestar y tú felicidad, en lugar de tratar de empujar el río, y ajustar tu vida, y tus circunstancias, a tus deseos o expectativas.


Observar esos deseos y expectativas sin juicio, y luego permitir que la Vida te revele lo que realmente necesitas.


Rendirse es convertirte en un "seguidor", con la confianza de que Quién camina delante de ti te conoce, y sabe cual es el verdadero deseo de tu corazón.


Rendirse es confiar en la Vida. Confiar en que la Voluntad de Dios para ti es Perfecta Felicidad.


Que el Amor guía tu camino y sólo desea tú felicidad.


No la felicidad del ego, que siempre es condicionada y temporal, sino la Perfecta Felicidad cuya causa no es de este mundo, porque el mundo no puede ofrecerte nada que realmente desees.


Rendirse es decir que Sí a lo que ES. Dejar de oponer resistencia a lo que la Vida te trae.


Es recibir todo con un: Gracias, porque la Gratitud es la Gracia del Espíritu.


Dar un paso atrás en tu mente y observar lo que acontece como el siguiente paso en tu proceso. Como un regalo que no siempre toma la forma que el ego habría elegido, pero que sin duda es una lección que Dios quiere que aprendas.


La rendición y el perdón son lo mismo.


Ambos te llevan a reconocer que no hay nada que temer, nada que cambiar o corregir en la forma.


Que el error no se encuentra en el mundo, sino en la mente que juzga equiparandose a sí misma con un cuerpo vulnerable a merced de un mundo cruel.


Accedes a ese poder a través del Instante Santo donde sueltas la mano del ego y eliges algo diferente.


Eliges lo que deseas en lugar de resistirte a lo que no deseas.


Si hay una lección que te enseña lo que significa "rendirse" esta es la lección 194:


Pongo el Futuro en Manos de Dios.


Esta lección habla del Instante Santo.


Cada vez que recuerdas esta lección y la practicas lo que estás haciendo es eligiendo el Instante Santo, el instante en que reconoces que hay otra manera de ver el mundo.


Eliges la verdad en lugar de las ilusiones.

Eliges recordar en lugar de seguir dudando.

Eliges despertar en lugar de seguir dormido.


Eliges elevarte por encima del campo de batalla, y recordar que tu Ser está en paz, siempre lo ha estado, y siempre lo estará.


Es así como dejas de interferir, al hacerte a un lado y permitir que se te muestre lo que siempre estuvo ahí, velado por las nubes de tu inconsciencia.


Poner el futuro en Manos de Dios es desentenderse del futuro. Desentenderse del tiempo tal como lo concebimos y habitar en el Eterno Ahora.


Soltar la creencia en el pecado (pasado), presente (culpa) y futuro (miedo).


Al poner el futuro en las Manos de Dios entregas tu vida a aquello que siempre fue su dueño.


Te reconoces como la Vida, donde no hay separación, y por lo tanto oposición.


Fluyes con la corriente porque sabes que nada puede realmente afectar a esa paz profunda que Eres.


La rendición, al igual que el perdón, tal como el Curso (UCDM) lo enseña, es un acto de libertad en el que te reconoces como libre.


Nada puede atarte. Nada puede detenerte. Nada puede afectarte.


Porque Descansas en Dios. Descansas en la verdad, y la verdad te hará libre al mostrarte que siempre lo fuiste.


Libre para despertar. Libre para seguir durmiendo.


Te enseñará que descansas en terreno firme, sobre la roca de una confianza inalterable en que sólo el Amor es Real.


Que nada puede oponerse a ese Amor. Nada tiene ese poder.


Dejas entonces de engañarte, y creer en lo que no eres. Dejas de sostener una vieja historia de sufrimiento, dolor y separación.


Empiezas a aceptar que Dios al ser Amor es también felicidad, y que Su Voluntad para ti es, y siempre ha sido, Perfecta Felicidad.


Ya no tienes miedo de Su Voluntad.


Que el perdón es la llave de la felicidad, y te ofrece todo lo que deseas.


Así que aceptas el propósito del Espíritu en lugar del del ego para tu vida: identificar las defensas a ese Amor, los espacios que son una invitación a seguir rindiendote al Amor.


Porque es al Amor adónde vuelves cada vez que perdonas una ofensa. Cada vez que liberas tu mente del miedo. Cada vez que eliges el milagro es lugar de los resentimientos.


Rendirse es permitir que tu corazón se abra a un Amor Inmutable y Eterno donde todo es aceptado, todo es acogido.


Porque el Amor sólo sabe Amar. Sólo puede Amar.


Y tú eres ese Amor con Mayúsculas.


Eso es lo que descubres al rendirte.


Que tú nombre es Amor.

Que tu nombre sigue siendo Amor.


Feliz día.

Iciar




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