Hoy al levantarme y ponerme a escribir este pensamiento vino a mi mente:
Sin el perdón aún estaría perdida.
Nunca tengo ni idea de lo que voy a escribir. Yo simplemente me pongo en disposición, en oración, y luego empiezo a escribir.
Como al dictado.
Yo soy la primera sorprendida a veces de hacia adónde se dirige la escritura.
Pero nunca pongo en duda que lo que brota es lo que necesito escuchar en ese momento.
Durante todo mi vida siempre tuve la sensación de estar perdida.
Como si me hubiesen bajado de una nave espacial a un planeta desconocido donde me sentía una extraña.
Siempre traté de encajar aquí.
Sin éxito.
Eso supuso un gran sufrimiento porque a la sensación de estar perdida le acompañaba una sensación muy profunda de tristeza, de no pertenencia.
Siempre anhelaba algo que no sabía muy bien que era.
Cuando encontré el Curso, o el Curso me encontró a mí, rapidamente me sentí identificada con lo que decía:
Este mundo en el que pareces vivir no es tu hogar. Y en algún recodo de tu mente sabes que esto es verdad. El recuerdo de tu hogar sigue rondándote, como si hubiera un lugar que te llamase a regresar, si bien no reconoces la voz, ni lo que ésta te recuerda. No obstante, sigues sintiéndote como un extraño aquí, procedente de algún lugar desconocido. No es algo tan concreto que puedas decir con certeza que eres un exilado aquí. Es más bien un sentimiento persistente, no más que una leve punzada a veces, que en otras ocasiones apenas recuerdas, algo que descartas sin ningún miramiento, pero que sin duda ha de volver a rondarte otra vez.
Más claro el agua clara.
No se trataba por lo tanto de encajar aquí, no sé trataba de intentar ser una persona feliz en el mundo.
Se trataba de darme cuenta de que esté mundo no es mi hogar, abandonarlo, o más bien abandonar esa creencia, y regresar a Casa.
Dice el Curso: eres un viajero en sueños.
Tu no moras aqui, sino en la eternidad. Eres un viajero únicamente en sueños, mientras permaneces a salvo en tu hogar. T13.VII.17
El perdón te muestra que no moras aquí, sino en la eternidad.
Que no eres un personaje del sueño, eres el soñador.
La sensación de estar perdido, sin rumbo, sin propósito, intentando descubrir adónde ir o qué hacer, es el resultado de haber olvidado que moramos en la eternidad, no en el tiempo.
El perdón es recordar quienes somos, donde nos encontramos.
Cuando recuerdas quien eres esa sensación de caminar como a través de una niebla espesa se disipa.
Las brumas en tu mente se despejan y recuerdas que como Dorothy en el Mago de Oz nunca abandonaste tu Hogar.
Descansas en Dios.
Siempre has descansado en Dios.
Sin el perdón aún estaría perdida, tratando de imaginar o planificar "mi vida".
Jesús nos dice que todo es mucho más sencillo:
¿Crees realmente que puedes encargarte de tu seguridad y de tu dicha mejor que Él? No tienes que ser ni cuidadoso ni descuidado; necesitas simplemente echar sobre Sus Hombros toda angustia, pues Él cuida de ti. Él cuida de ti porque te ama.
Deja todo en mis manos, nos dice Jesús.
Deposita toda angustia, toda preocupación, tus planes, tus deseos o expectativas.
¡Detén la búsqueda!
Rindete a la evidencia de que como dice la lección 24:
No te das cuenta en ninguna de las situaciones que se presentan ante ti del desenlace que te haría feliz.
Crees que lo sabes, pero no es así.
No te pongas a ti mismo a cargo de esto, pues no puedes distinguir entre lo que es un avance y lo que es un retroceso. Has considerado algunos de tus mayores avances como fracasos, y evaluado algunos de tus peores retrocesos como grandes triunfos.
Se humilde y reconoce que por más que has intentado hacer las cosas por tu cuenta, cada nueva dirección siempre te ha llevado a un callejón sin salida.
Sin el perdón aún estaría perdida.
Esa es la verdad.
Pero con el perdón ya no. 😌
Feliz día.
Iciar.
Imagen: @cosmiccollage
