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  • Foto del escritorIciar Piera

Tú diriges

"Tú diriges" es mi mantra.


No sé cuántas veces puedo repetirlo internamente a lo largo del día.


Cuando me siento con mi libreta y mi café en silencio digo: Tú diriges.


Cuando salgo a pasear.

Cuando entro en cualquier sitio.


Cuando surgen dudas, cuando mi mente empieza a elucubrar sobre el futuro, me hago a un lado, y me convierto en un seguidor.


Cuando creé el perfil de instagram de este proyecto "escribí" (lo pongo entre comillas porque fue algo espontáneo) la lección 324:


No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.


Eso es todo lo que se me pide.


No interferir.


No imponer mi "pequeña voluntad" a la Suya.


¿De qué maneras interfiero?


En el Curso Jesús nos habla de tres maneras en las que retrasamos la Voluntad de Dios para nosotros que es Perfecta Felicidad.


Y esto es lo que haces cuando tratas de planificar el futuro, reactivar el pasado u organizar el presente de acuerdo con tus deseos.

Por ejemplo, me levanto y el ego tiene organizado el día así que cuando el día no se acopla a ese plan empiezo a impacientarme, ese es el momento de soltar.


Internamente digo: Tú diriges.


Luego surge algo que el ego juzga como "no me gusta", o no consigo algo que el ego tenía en su lista de "lo quiero", en ese momento aparece la frustración, o la tristeza, lo que sea que no sea Perfecta Felicidad.


Internamente digo: Tú diriges.


Más adelante mi mente empieza a recrear un escenario del pasado, algo que alguien me dijo, algo que pasó, aunque sea hace cinco minutos, y me veo creando una historia, recreando el pasado.


Internamente digo: Tú diriges.


Las palabras no son importantes.


Podrías igualmente decir:


Decide por mí.


O


Jesús, en ti confío.


O


Tú Voluntad, no la mía.


Lo importante es tu disposición de hacerte a un lado al elegir el Instante Santo, el instante en el que soltamos la mano del ego y elegimos algo diferente.


Elegimos confiar.

Elegimos no interferir.


Elegimos ser un seguidor.


Padre, Tú eres Quien me dio el plan para mi salvación. Eres asimismo Quien determinó el camino que debo recorrer, el papel que debo desempeñar, así como cada paso en el sendero señalado. No puedo perderme. Tan sólo puedo elegir desviarme por un tiempo, y luego volver. Tu amorosa Voz siempre me exhortará a regresar y me llevará por el buen camino. Mis hermanos pueden seguir el camino por el que les dirijo. Mas yo simplemente recorreré el camino que conduce a Ti, tal como me indiques y quieras que yo haga.


Sigamos, por lo tanto, a Uno que conoce el camino. No tenemos por qué rezagarnos ni podemos soltarnos de Su amorosa Mano por más de un instante. Caminamos juntos, pues Le seguimos. Y es Él Quien hace que el final sea seguro y Quien garantiza que llegaremos a salvo a nuestro hogar. (L324)


Feliz día.

Iciar






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