Un problema: el resentimiento.
Una solución: el milagro.
El resentimiento es un juicio, un pensamiento no amoroso.
Es una defensa contra el milagro.
Los milagros son naturales porque el amor lo es.
La forma que tenemos de defendernos de ese Amor es a través de sostener resentimientos en nuestra mente.
El resentimiento es como una pantalla que nos protege de los milagros.
¿Y porqué razón querríamos defendernos del milagro?
Porque en presencia del milagro no hay especialismo.
En la lección "el amor no abriga resentimientos" se nos advierte de que:
Abrigar resentimientos es verte a ti mismo como un cuerpo.
Así que nos aferramos a los resentimientos, juicios, como forma de defender nuestra identidad como un cuerpo.
Tenemos miedo de dejar ir los resentimientos porque tenemos miedo de abandonar esa identidad corporal.
Un problema, una solución.
No muchos problemas. Uno solo.
¡Cuánto nos resistimos a esa sencillez!
¡Cuánto queremos seguir teniendo razón (aferrarnos a nuestros resentimientos) en lugar de ser felices (elegir el milagro)!
Un problema.
Una solución.
Cuando surja la tentación necesitamos hacer espacio para recordar esta simple verdad.
Un problema.
Una solución.
Un problema: estoy queriendo tener razón acerca de mis percepciones. Quiero tener razón acerca de lo que veo (pienso).
Una solución: darme cuenta de lo que estoy haciendo. Observar esa dinámica y elegir ver (pensar) algo diferente.
Lo importante es lo que pienso.
Es lo que veo.
Porque ver y pensar son lo mismo.
Lo que veo viene determinado por lo que pienso.
Es mi percepción lo único que necesita corrección.
Es mi mente la única que necesita curación.
El problema nunca está en el mundo sino en la mente que juzga.
La mente que elige el resentimiento en lugar del milagro.
La mente que se deja guiar por el ego en lugar de por Jesús.
Porque lo que pienso viene determinado por el maestro al que he elegido escuchar.
Un resentimiento es una ilusión que oculta el milagro que se encuentra tras el.
Así que detrás de cada situación de aparente conflicto SIEMPRE hay un milagro esperando a que le de la bienvenida en mi mente.
Un problema: el resentimiento.
Una solución: el milagro.
Feliz día.
Iciar
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